“Sigue
el camino de tu corazón”, “en el corazón
no manda nadie” “haz lo que dicte el corazón” son la frases que están de moda
en las redes sociales, en los medios de comunicación y en la publicidad. El
mundo de hoy es cada vez más sensitivo e intuitivo. Estas frases suenan
románticas, interesantes y llamativas, pero detrás de ellas se esconden una
serie de situaciones que puedes estar viviendo: la consabida lucha
entre la razón y la emoción. Vivir para
alguna de estas dos áreas radica en la forma como has aprendido a ver tu vida
y a enfrentarte a ella, lo cual quiere decir que puedes ser una chica emocional o racional.
La verdad no debiesen existir puntos tan distantes entre estas dos áreas humanas, lo que sucede
es que entre ellas dos se mueven el
pensamiento y los sentimientos que en realidad son los que pueden
confundirnos cuando llega el momento de tomar ciertas decisiones.
¿Te
has puesto a pensar cómo es que se han formado tus sentimientos frente a algo o
a alguien? En realidad, creo que pocas veces nos tomamos este trabajo, simplemente
sucede, sin embargo, este es el punto
central de esta batalla, pues en
ocasiones la situación se complica cuando te dedicas exclusivamente a sentir lo que piensas o por
el contrario a pensar lo que sientes. De la primera solo te queda la ansiedad, el temor y la angustia y de la segunda la obsesión; ambos resultados
bloquean tu capacidad, te cierran las puertas, minimizan tus recursos y te
inhabilitan para tomar decisiones de manera asertiva, que no es otra cosa que
alcanzar una meta equilibradamente, ajustada a tus principios cristianos, que
fortalezca tu crecimiento espiritual y personal sin dañar a otros.
Entonces
¿cómo poder integrar estas dos funciones, de manera que te ayuden a vivir una
vida feliz como Dios la quiere para ti, en el momento de tomar una decisión?
La Biblia, al respecto nos dice:
El que confía en su propio corazón es
necio; mas el que camina en sabiduría es librado. Prov. 26:208
Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia. Prov. 3:5
Y no te apoyes en tu propia prudencia. Prov. 3:5
Es
decir, tomar partido por una sola, sin duda nos llevará a duras consecuencias.
Eso en términos prácticos significa que escoger tu novio no es una cosa solo
del corazón, o escoger tu carrera profesional no es solo de la razón, debatir
sobre quienes deber ser tus amigos, o que música oyes, o que haces con tu
tiempo libre o como manejas tu Facebook o muchas otras decisiones desde las más
simples a las más complejas, implica integrar de manera Inteligente cada área
de tu vida. Y como la inteligencia es una capacidad dada por Dios para resolver
problemas o cumplir objetivos que son de mucho valor, es totalmente relevante y trascendental incluir
a Dios en cada una de las decisiones que tengas que tomar. La Sagrada escritura
nos dice:
Mi boca hablará sabiduría, y el
pensamiento de mi corazón inteligencia. Salmo
49:3,
lo cual puede significar la integración entre
la razón y la emoción.
En
el ámbito de la inteligencia, un área que dice mucho de ti es tu parte
emocional, es decir, tu capacidad para reconocer tus sentimientos propios y
ajenos y la manera como éstos orientan tu pensamiento y tu acción, es a eso lo
que llamamos Inteligencia Emocional. Por eso no hay razón para que tu emoción, pelee con tu razón o pensar que ya
eres así y que no puedes hacer nada, que tu carácter es igual al de tus padres
y por más que lo intentes no podrá ser diferente.
Está comprobado que el área emocional se puede educar y
aunque la forma como abordemos este aspecto va determinado por los modelos que
hemos observado, por la educación recibida y obviamente por nuestra propia forma de ser, el hecho de
empezar a colocar nuestro carácter en
manos de Dios nos puede llevar a ser mujeres inteligentes emocional y
espiritualmente. Por ejemplo, piensa que el Apóstol Pablo oraba continuamente
para que la iglesia en Colosas fuera llena del… “conocimiento de su voluntad (De
Dios) en toda sabiduría e inteligencia espiritual.” Col 1:9 o analiza lo
dicho por el proverbista cuando expresaba:
“el temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento
del Santísimo es la inteligencia. Prov. 9:10
Si lo deseas, desde hoy puedes empezar a ser una joven
capacitada en la inteligencia emocional y espiritual a través del conocimiento
de Dios y su intervención en las decisiones de tu vida. De esta manera
lograras grandes objetivos y alcanzaras muchas metas. Para esto ten en cuenta
los siguientes aspectos:
ü Empieza por conocer y aceptar tu emocionalidad como una
oportunidad de cambio. En este aspecto Dios nos ayuda cuando reconocemos
nuestra debilidad, cuando comprendemos como sentimos, como valoramos los hechos,
y con qué intenciones actuamos. Acepta el consejo de otros. Muchas veces este
es más objetivo que nuestro propio punto de vista.
ü Regula tus emociones: la ira, el miedo, la tristeza, la
alegría, en exceso son tan dañinas como
cuando no se experimentan. No tomes decisiones cuando experimentas de manera
desequilibrada alguna de estas emociones, generalmente es allí cuando se
cometen los más grandes errores.
ü Como lograr una Buena Inteligencia
Emocional
·
Cultiva un suficiente y adecuado grado de estima propia
·
Anímate a ser una mujer positiva y optimista
·
Aprende a saber dar y recibir
·
Anímate a ser capaz de expresar los sentimientos
positivos como los negativos
·
Cultiva la motivación, la ilusión y el interés
·
Profundiza en una
vida espiritual que aumente tu sentido de vida
·
Esfuérzate siempre con la ayuda de Dios en superar las
dificultades y las frustraciones
·
Encuentra el equilibrio entre ser exigente y ser
tolerante
Motívate:
La motivación es el combustible que nos permite llevar a cabo lo que nos
proponemos. Las personas motivadas tienen empuje, dirección y resolución.
ü Practica la empatía: Esfuérzate en Comprender las
perspectivas, pensamientos, y sentimientos de otras personas
ü Relaciónate de manera sana y adecuada con otras personas.
Afirma
tu convicción, Dios puede cambiar tu historia dándote una nueva visión para
vivir experimentando su dirección divina.