sábado, 25 de octubre de 2014

RAZÓN vrs EMOCIÓN

“Sigue el camino de tu corazón”,  “en el corazón no manda nadie” “haz lo que  dicte  el corazón” son la frases que están de moda en las redes sociales, en los medios de comunicación y en la publicidad. El mundo de hoy es cada vez más sensitivo e intuitivo. Estas frases suenan románticas, interesantes y llamativas, pero detrás de ellas se esconden una serie de  situaciones que  puedes estar viviendo: la consabida lucha entre la razón y la emoción.  Vivir para alguna de estas dos áreas radica en la forma como has aprendido  a ver tu vida  y a enfrentarte a ella, lo cual quiere decir  que puedes ser una chica emocional o racional. La verdad no debiesen existir puntos tan distantes  entre estas dos áreas humanas, lo que sucede es que entre ellas dos se mueven el  pensamiento y los sentimientos que en realidad son los que pueden confundirnos cuando llega el momento de tomar ciertas decisiones.
¿Te has puesto a pensar cómo es que se han formado tus sentimientos frente a algo o a  alguien? En realidad, creo que  pocas veces nos tomamos este trabajo, simplemente sucede, sin embargo, este  es el punto central  de esta batalla, pues en ocasiones la situación se complica cuando te dedicas  exclusivamente a sentir lo que piensas o por el contrario a pensar lo que sientes. De la primera solo te queda  la ansiedad, el temor y  la angustia  y de la segunda la obsesión; ambos resultados bloquean tu capacidad, te cierran las puertas, minimizan tus recursos y te inhabilitan para tomar decisiones de manera asertiva, que no es otra cosa que alcanzar una meta equilibradamente, ajustada a tus principios cristianos, que fortalezca tu crecimiento espiritual y personal sin dañar a otros.
Entonces ¿cómo poder integrar estas dos funciones, de manera que te ayuden a vivir una vida feliz como Dios la quiere para ti, en el momento de tomar una decisión?
La Biblia, al respecto nos dice:
El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría es librado. Prov. 26:208
Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia. Prov. 3:5
Es decir, tomar partido por una sola, sin duda nos llevará a duras consecuencias. Eso en términos prácticos significa que escoger tu novio no es una cosa solo del corazón, o escoger tu carrera profesional no es solo de la razón, debatir sobre quienes deber ser tus amigos, o que música oyes, o que haces con tu tiempo libre o como manejas tu Facebook o muchas otras decisiones desde las más simples a las más complejas, implica integrar de manera Inteligente cada área de tu vida. Y como la inteligencia es una capacidad dada por Dios para resolver problemas o cumplir objetivos que son de mucho valor, es  totalmente relevante y trascendental incluir a Dios en cada una de las decisiones que tengas que tomar. La Sagrada escritura nos dice:
Mi boca hablará sabiduría, y el pensamiento de mi corazón inteligencia. Salmo  49:3,
 lo cual puede significar la integración entre la razón y la emoción.
En el ámbito de la inteligencia, un área que dice mucho de ti es tu parte emocional, es decir, tu capacidad para reconocer tus sentimientos propios y ajenos y la manera como éstos orientan tu pensamiento y tu acción, es a eso lo que llamamos Inteligencia Emocional. Por eso no hay  razón para que tu  emoción, pelee con tu razón o pensar que ya eres así y que no puedes hacer nada, que tu carácter es igual al de tus padres y por más que lo intentes no podrá ser diferente.
Está comprobado que el área emocional se puede educar y aunque la forma como abordemos este aspecto va determinado por los modelos que hemos observado, por la educación recibida y obviamente por  nuestra propia forma de ser, el hecho de empezar  a colocar nuestro carácter en manos de Dios nos puede llevar a ser mujeres inteligentes emocional y espiritualmente. Por ejemplo, piensa que el Apóstol Pablo oraba continuamente para que la iglesia en Colosas fuera llena del… “conocimiento de su voluntad  (De Dios) en toda sabiduría e inteligencia espiritual.” Col 1:9 o analiza lo dicho por el proverbista cuando expresaba:   el temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. Prov. 9:10
Si lo deseas, desde hoy puedes empezar a ser una joven capacitada en la inteligencia emocional y espiritual a través del conocimiento de Dios  y su intervención  en las decisiones de tu vida. De esta manera lograras grandes objetivos y alcanzaras muchas metas. Para esto ten en cuenta los siguientes  aspectos:
ü  Empieza por conocer y aceptar tu emocionalidad como una oportunidad de cambio. En este aspecto Dios nos ayuda cuando reconocemos nuestra debilidad, cuando comprendemos como sentimos, como valoramos los hechos, y con qué intenciones actuamos. Acepta el consejo de otros. Muchas veces este es más objetivo que nuestro propio punto de vista.
ü  Regula tus emociones: la ira, el miedo, la tristeza, la alegría, en exceso  son tan dañinas como cuando no se experimentan. No tomes decisiones cuando experimentas de manera desequilibrada alguna de estas emociones, generalmente es allí cuando se cometen los más grandes errores.
ü  Como lograr una Buena Inteligencia Emocional
·         Cultiva un suficiente y adecuado grado de estima propia
·         Anímate a ser una mujer positiva y optimista
·         Aprende a saber dar y recibir
·         Anímate a ser capaz de expresar los sentimientos positivos como los negativos
·         Cultiva la motivación, la ilusión y el interés
·         Profundiza  en una vida espiritual que aumente tu sentido de vida
·         Esfuérzate siempre con la ayuda de Dios en superar las dificultades  y las frustraciones
·         Encuentra el equilibrio entre ser exigente y ser tolerante


Motívate: La motivación es el combustible que nos permite llevar a cabo lo que nos proponemos. Las personas motivadas tienen empuje, dirección y resolución.
ü  Practica la empatía: Esfuérzate en Comprender las perspectivas, pensamientos, y sentimientos de otras personas
ü  Relaciónate de manera sana y adecuada con otras personas.


Afirma tu convicción, Dios puede cambiar tu historia dándote una nueva visión para vivir experimentando su dirección divina. 

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